¿Necesito un psicólogo o un coach?

Por Javier Ondarra
Coaching

Recientemente he encontrado este artículo muy interesante sobre la psicología y el coaching escrito por Xavi Martí. Os lo comparto aquí y os animo a que lo leáis y reflexionéis sobre ello.

En el presente artículo voy a compartir la respuesta que le di a una persona recientemente a esta pregunta. Al final propongo también una reflexión sobre si ¿Debo preocuparme más de mi hardware o de mi software?.

De entrada, pienso que  no se debe de diferenciar la psicología y el coaching por dirigirse a personas con patologías o posibles trastornos (la primera) o a sanas (el segundo). Ahora bien, el coaching si que se diferencia de la psicopatología, la cual interviene a personas con trastornos reconocidos y diagnosticados, pero no de la acción de la psicología aplicada al desarrollo humano, ya que trabaja con los pensamientos, emociones y conductas de las personas.

El psicólogo principalmente se dedica a ayudar a recuperar un estado de salud y bienestar mental. A “encontrarse mejor” trabajando la psique humana. El coach se centra más en explorar las capacidades de la persona y llegar a su “desarrollo potencial”.

abrazo_psicologiacoachingRealmente podemos decir que el desarrollo del potencial de la persona conduce a encontrarse mejor, y encontrarse mejor facilita el proceso de este desarrollo. Por lo tanto, un psicólogo no excluye a un coach ni viceversa, siendo conscientes que muchos de los principios del coaching proceden de estudios de la psicología y que hay muchos psicólogos que han completado su perfil profesional con formación específica en coaching. Hasta hace poco, la psicología veía al “coaching como intrusismo”, pero cada vez más no sólo lo percibe como una posible salida profesional del psicólogo, sino que trata que los estudios o los conocimientos de psicología formen parte del saber del coach.

En base a esto, debemos de ir abandonando la cada vez menor creencia cultural de que visitar a un psicólogo es algo negativo, mientras que visitar a un coach es algo positivo. Además, hay que tener en cuenta la disciplina emergente de “psicología coaching”, que aplica el coaching en personas con diferentes problemas psicológicos. Ahora bien, la persona que recibe coaching tiene que ser funcional cognitiva y emocionalmente. Es decir, el coaching puede entrar en juego cuando la persona no tiene una sintomatología potente asociada (ansiedad, depresión, etc.), la cual podría dificultar enormemente el proceso.

Desde mi punto de vista como coach esencial, el coaching ha de llevar al desarrollo de la sabiduría, teniendo en cuenta tanto a la persona y sus posibles recursos como a sus objetivos y el cómo puede alcanzar los resultados deseados. Realmente es un proceso en el que se trabaja desde y para la esencia de la persona, en el cual el arte de la conversación dialógica caracterizada por la indagación compartida entre coach y coachee (persona que recibe el coaching) es primordial. Entendida esta conversación dialógica como el establecimiento de una comunicación armónica y didáctica  permitiendo, desde la empatía entre el receptor y emisor, la interrelación y la amplificación de conocimientos. Asimismo se entra en el juego de cuestionar (mayéutica) en el que la pregunta genuina y la respuesta son los protagonistas y la fusión entre el coach y coachee proporciona claridad a este último.

Como metáfora, podemos hablar de que la psicología y el coaching forman parte del “software” de la persona (procesos mentales y esencia). En este, la psicología actúa más sobre el sistema operativo o la mecánica que hace y permite que el resto funcione, se mueva o se pueda ir incorporando o actualizando, y el coaching vendría a ser como las diferentes actualizaciones o descubrimientos que podemos ir realizando que nos facilitan ir obteniendo mejor rendimiento y alcanzar el potencial global. Eso sí, sin un sistema operativo funcionando adecuadamente, difícilmente una actualización aportará las prestaciones deseadas.

Por su parte, el “hardware” de la persona sería su estructura externa (cuerpo) y su posible envoltorio (ropa, pertenencias, etc.), el cual precisa del “software” adecuado.

Dicho esto, nos puede surgir la siguiente pregunta: ¿Debemos cuidar más a nuestra estructura externa (cuerpo e imagen) o a nuestro interior (procesos mentales y esencia)?.

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Mi respuesta es que lo importante es no descuidar a ninguno de los dos, y no porqué lo interior “no se vea” éste debe menospreciarse, siendo necesario el tomar consciencia de si funciona adecuadamente y/o precisa alguna “actualización” de Entusiasmo, Equilibrio, Autoestima, Seguridad, Sabiduría, etc.

 

 

Artículo publicado originalmente en la Revista Insight