Tal y como comentaba en mi primer post, hace 6 años tuve un ataque de ansiedad en un avión de Valencia a Bilbao tras una reunión de trabajo con un jefe con el que no congeniaba. En aquel momento no entendí cómo era posible que yo, una persona que siempre me he considerado muy positiva, pudiese llegar a sufrir dicho ataque ni cuáles eran las razones para ello. En este segundo post, 6 años después, voy a explicarlo, ya que ahora sí lo entiendo.
Nuestro sistema operativo interno es como un iceberg. Por un lado están los actos, lo que se ve de la persona, que es la punta que sobresale del agua del iceberg. Por otro lado están la esencia y los valores de la persona, que están en la base más profunda del iceberg. Y en medio están las interferencias, lo que evita que la esencia y los valores se vean.
Las interferencias, de las que hablaré en un próximo post, son de 3 tipos: emociones tóxicas, creencias limitantes y pensamientos negativos (o también llamados “los saboteadores”).
Ahora entiendo a la perfección que lo que me ocurrió hace 6 años en aquel avión fue el cúmulo de muchas semanas de continuas interferencias. Yo estuve durante mucho tiempo actuando en mi vida profesional totalmente en contra de mi esencia y de mis valores, comportándome como jefe de una manera dictatorial y sin tener en cuenta a las personas de mi equipo, asumiendo un estilo de liderazgo impuesto desde arriba y que no tenía ninguna consideración hacia las relaciones humanas.
Cuando tus actos no se corresponden con tu esencia y valores, aparece la Disonancia. El ataque de ansiedad que yo sufrí fue la máxima expresión de ella. Y hoy es el día que soy consciente de la importancia de haberlo vivido, ya que supuso el inicio de mi nuevo camino.
En Coaching, los coaches trabajamos para disminuir las interferencias de las personas. La ecuación es la siguiente :
Rendimiento = Potencial – Interferencias
(Lo que se ve) = (Esencia y valores) – (Emociones tóxicas, Creencias Limitantes y Pensamientos negativos)
Nuestro objetivo es que las interferencias tiendan a CERO. Así se evitan la Disonancia y los ataques de ansiedad.
